lunes, 29 de septiembre de 2008

Creación literaria - María del Pilar Jorge




Languidecía un junio brumoso: calor y lluvia. La luz de las velas dibujaba figuras difusas en las paredes. Las voces de los hombres aún resonaban en su cabeza. Las inacabables historias de fantasmas que leía Polidori, Lord Byron deslizando alguna estrofa de su Childe Harold, las profundas conversaciones de su amado Percy con Byron. Como atrapada por un hechizo, ella escuchaba.
“Escribamos nosotros una historia de fantasmas”.
Se había estremecido de placer ante la propuesta: ser como ellos, escribir como ellos.
Pensando una historia, entornó los ojos. El sueño diluyó imágenes y sonidos. Envuelto por una bruma gris, lo encontró. Lloraba, abrazado al cuerpo del hombre yacente. Percibió el relámpago, el chispazo, el movimiento, el grito de triunfo: el ser deforme había revivido.
Y como una madre acuna a su primera criatura, Mary Shelley cobijó a Frankenstein en sus pensamientos.

2 comentarios:

pato dijo...

Muy, muy bueno. Y la última frase, es un pase maestro. Para recordar.
Pato.

María del Pilar dijo...

Gracias Pato: estos cortitos me han resultado un buen ejercicio