domingo, 21 de septiembre de 2008

Perséfone - María del Pilar Jorge



Perséfone duerme. Sueña con un campo de lirios marchitos. Arrullada por el eterno hechizo, que la trae, la lleva, la encierra, se mueve y se agita. Siente las caricias de su amante sombrío y entreabre los ojos a una oscuridad densa, en la que sólo existen sus cuerpos. Percibe olores añejos, nacidos de las entrañas mismas de la tierra. Pero voces lejanas la llaman: intuye oscuros lamentos, adivina el frío, presiente la nieve. Vuelven los recuerdos. Recuerdos del aroma de viñedos y de la sed que saciara en infinitas tardes de estío. Antes de partir, antes de hundirse en el pozo profundo que ahora la alberga. Los árboles lloran, sus ramas vacías.Perséfone duerme.

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