ESTAMPIDA
Olga A. de Linares
Todo fue culpa del mozo nuevo, que hizo caer una pila de bandejas. Tras el estruendo, las mesas galoparon hacia la salida y las sillas, saltando como canguros, las siguieron. Mientras los manteles levantaban vuelo, las servilletas eran chillonas gaviotas arremolinadas en lo alto. Pronto encontraron una ventana abierta que atravesaron aleteando mariposamente. Se perdieron calle abajo, produciendo alarma y algún desmayo entre los transeúntes, tan escasos a esa hora como los automóviles, por lo que no hubo que lamentar accidentes. ¡Suerte que la estampida no ocurrió en una hora pico! Vi que un gato, que quiso atrapar una pequeña servilleta roja, era pateado por una mesa, irritada por la persecución de dos perros que sumaban ladridos a la fuga.
Cerramos por razones de fuerza mayor y hemos despedido al mozo, aunque eso no hará que vuelvan. Mañana se verá cómo reemplazar tantas ausencias.Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)
No hay comentarios:
Publicar un comentario