INFIERNO DE ESCRITOR
José Vicente Ortuño
—Así que este es el infierno de los escritores —dijo el alma al demonio guía, observando impresionado la caverna donde miles de almas sufrían terror a la página en blanco—. Pero, ¡si no escriben nada!
—Claro, ¿qué esperaba, que se pasasen la eternidad escribiendo best sellers?
—¡Pero si yo en vida apenas tenía tiempo para escribir! —replicó apesadumbrado—. Esperaba poder hacerlo ahora.
—¡Disculpe —el diablo consultó la lista de almas del día—, creo que ha habido un error, a usted le corresponde la sección F.
—¿Allí podré escribir?
—¡Claro, todo lo que quiera! Venga por aquí.
Lo llevó a una caverna algo menor que la anterior, donde cientos de escritores escribían frenéticos, sin embargo, lloraban, y parecían desesperados.
—¿Qué les pasa? ¡Si están escribiendo mucho!
—Claro, pero les resulta imposible encontrar el final de ninguna historia —respondió el demonio.
Ilustración: Salvador Dalí
—Claro, ¿qué esperaba, que se pasasen la eternidad escribiendo best sellers?
—¡Pero si yo en vida apenas tenía tiempo para escribir! —replicó apesadumbrado—. Esperaba poder hacerlo ahora.
—¡Disculpe —el diablo consultó la lista de almas del día—, creo que ha habido un error, a usted le corresponde la sección F.
—¿Allí podré escribir?
—¡Claro, todo lo que quiera! Venga por aquí.
Lo llevó a una caverna algo menor que la anterior, donde cientos de escritores escribían frenéticos, sin embargo, lloraban, y parecían desesperados.
—¿Qué les pasa? ¡Si están escribiendo mucho!
—Claro, pero les resulta imposible encontrar el final de ninguna historia —respondió el demonio.
Ilustración: Salvador Dalí
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