AVANCES DE LA CIENCIA MÉDICA
Jorge Márquez Flores
—¡Mírala, qué lindura de niña! Tiene los mismísimos ojos de mamá Tara.
—Sí... y también, la nariz del tío Cleto.
—Y los largos y finos, finos dedos de la prima Lucrecia.
—¡Eh!... ¿reconoces esas orejitas?
—¡Claro!, son las de mi medio-hermano Melquiades.
—¡Seguramente tendrá la inteligencia de su abuelo!
—¡No! Te equivocas; tiene justo el cerebro de su papá.
—Ah...
—Pero... ¿sabías que tiene los riñones, pulmones y espinazo de la tía Matilde, que en paz también descanse?
Ilustración: M.C.Escher
Jorge Márquez Flores
—¡Mírala, qué lindura de niña! Tiene los mismísimos ojos de mamá Tara.
—Sí... y también, la nariz del tío Cleto.
—Y los largos y finos, finos dedos de la prima Lucrecia.
—¡Eh!... ¿reconoces esas orejitas?
—¡Claro!, son las de mi medio-hermano Melquiades.
—¡Seguramente tendrá la inteligencia de su abuelo!
—¡No! Te equivocas; tiene justo el cerebro de su papá.
—Ah...
—Pero... ¿sabías que tiene los riñones, pulmones y espinazo de la tía Matilde, que en paz también descanse?
Ilustración: M.C.Escher
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