Las estrellas forman un mapa que traza la historia del universo todo. Son guías, mojones, claves mudas que desentrañar. Pero, mientras las observa, una tenue alarma vibra en la mente de Txlisky, que cuando siente la garra sobre su hombro, se estremece.
—Estás en peligro Tlixsky. —Es Jor, agitado, ansioso.
El impasible rostro del androide mira al joven sariano.
—Siempre lo estuve, sólo que antes no lo sabía.
—Escuché discutir a mis abuelos. Hay muchos interesados en ingresar a tu banco de datos.
—Muchos, menos tú, muchacho.
—Me enseñaste que un gobernante que traiciona se expone a ser traicionado. Debes atravesar el desierto de Urr —insiste Jor—, esta misma noche.
Tlixky parece sonreír: piensa que su exilio valió la pena.
—Lo haré por ti, príncipe, lo haré.
—¿Nos volveremos a ver?
—Sí, en la conjunción de los dos soles te esperaré.
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