EL AZAROSO ALUMBRAMIENTO DEL SOL
Jorge Martín
Era una luciérnaga, le gustaba pasearse sin apuro y no echaba raíces en ningún sitio. En parte era su naturaleza, en parte la necesidad de alimento, lo mismo que obliga a trasladarse a todos los seres vivos. La falta de luz era completa. En época de hambruna se acerco a un brujo de dudosa fama que conseguía encender fuego y luces. A pesar de los temores, se alimentó de lo que el anciano le daba. Se sentía bien y fue engordando sin darse cuenta. Creció tanto que ya no podía moverse y no cabía en ninguna parte. El brujo le insufló aire de manera que se elevo hasta el cielo. Ahora iluminaba a todos y podía dar la vuelta al plato que era la tierra donde antes vivía. Nadie reconoció a la luciérnaga; lo nombraron sol y hasta lo adoraron.
Ilustración: M.C.Escher
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