jueves, 30 de octubre de 2008

Cuarto mandamiento - Roberto Ortiz


CUARTO MANDAMIENTO
Roberto Ortiz

Tantas llamadas de atención lo convirtieron en un manojo de improperios en contra de Séneca, sabio cordobés que no sabía cómo alinear a su discípulo y que el 62, en medio de una vorágine de gripes y conspiraciones, renunció a él después de tanta ignominia. El mal alumno, que con tan sólo dieciséis años había llegado al poder, seis años más tarde hundía sus tenazas en el globo maternal, tal vez vislumbrando a Roma como la primera Ciudad Luz.
Hoy, la mayoría practicantes del New Age y de la Séptima Estrella de Babel, niegan que su locura se debió a la gran lluvia de ranas, o cristianos, que inundó la lógica y los orgasmos con vanas alegorías del Mandamiento Nuevo. La verdad es que su razón se fue por el sumidero como una mierda gorda y perfumada.

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