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Arantza Ruiz de Mendarozqueta
Al final decidimos pelear. No ganamos, y nos encarcelaron. Ahora todos lloran, desconsolados, sin saber qué hacer. Yo mantengo la calma. Si logramos abrir las rejas con la llave que cuelga del cogote de Otto, el gato de la cárcel, podríamos escapar. Veo en el suelo un pedazo de pescado. Es el pescado que come Fermín cuando está triste. Ese pescado se lo puedo dar a Otto, para que se acerque y le pueda quitar la llave. Se lo acerco al hocico, Otto lo olfatea, y finalmente se acerca para comerlo y yo le quito la llave. Así abro mi reja, y después la de los demás guerreros. Pero ¿ahora qué? ¿Buscamos revancha o rajamos para el pueblo?
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