LA NAVAJA DE OCCAM
Daniel Santos
Algún día se enterarían de quién era el que movía el espejito. Y seguramente sería pronto ya que no había ningún chico en todo el Orfanato que no se hubiera sumado a la investigación, tampoco es cómo si tuviéramos algo mejor que hacer. Fantasmas, energía psíquica, fenómenos electromagnéticos desconocidos... cualquier teoría, por disparatada que fuera, servía para explicar por qué cada día el espejo del baño amanecía ladeado ligeramente. Por supuesto, nadie tuvo en cuenta la explicación más sencilla. Y como cada mañana, yo me seguía riendo de todos ellos.
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