PROPIEDAD
Eduardo Abel Gimenez
No lo agites. No dejes que se caiga. No lo mires tanto. No lo aprietes, no lo acaricies, no lo sueltes nunca. No le hables, no le grites, no lo mojes, no lo seques, no lo alises, no lo arrugues. No lo apures, no lo esperes, no lo tientes, no lo ignores. Ahora que está en tus manos, le pertenecés.
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