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Finalmente, los magnates del petróleo y de la informática, los terratenientes y los dueños de los laboratorios, los zares de los medios, los dueños de los diamantes, los industriales del acero... lograron su objetivo: apropiarse de un planeta vacío, o casi. El casi, diezmado por las enfermedades, el hambre y la represión de los ejércitos de androides, inició el inexorable camino de la extinción. Pero en algún momento, entre las ruinas, floreció un mesías, un líder original y extravagante que, por una vez, en lugar de convertirse en el instrumento de los poderosos gracias a su mensaje edulcorado y fofo, predicó el odio, y el odio demolió las cúpulas y desintegró los circuitos de los guardianes. La humanidad avanzó sobre los reductos de los ricos y tuvo, por primera vez en mucho tiempo, algo de comida para meterse en el estómago.
1 comentario:
Yo sabía que al final iba a suceder.Por fín llegará un Mesías a salvarnos. Y pensar que algunos se reían de mi por creer en ello.
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