ÚLTIMO DESEO
José Luis Vasconcelos
—¿Aún vive papá?, ¿vive?, preguntó el niño. Luego mostró a su padre la masa gelatinosa que escurría de su mano.
—Ya está muerto, hijo, respondió el hombre. Creo que no debiste apretarlo tan fuerte. Los escarabajos son muy proclives a fantasear con eso de que un día dominarán el mundo. En fin... Anda, a lavar esas manos; sabes que los insectos transmiten muchas enfermedades.
—Sí papi —contestó el pequeño—. Pero antes lo enterraré. Gregorio me dijo que cuando muriera quería ser sepultado en el jardín de la tía Milena.
—Ya está muerto, hijo, respondió el hombre. Creo que no debiste apretarlo tan fuerte. Los escarabajos son muy proclives a fantasear con eso de que un día dominarán el mundo. En fin... Anda, a lavar esas manos; sabes que los insectos transmiten muchas enfermedades.
—Sí papi —contestó el pequeño—. Pero antes lo enterraré. Gregorio me dijo que cuando muriera quería ser sepultado en el jardín de la tía Milena.
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