EXTRANJERA
Ildiko Valeria Nassr
Es cierto. Ya no recuerdo tus ojos. Pero cuesta confesarlo. Es cierto también que nunca te quise. Que usé tu cuerpo como una espada para atravesarme a mí misma y olvidarme de la que fui. Margarita desecada en el viento. Agua en la espalda de un luchador. Agua. Ciega luz que se dispersa por los agujeros de la estaca en mi piel. Abnegada catarata de estrellas esparcida en los ecos de tu voz.
Tenía tanto miedo. Quiero salir, dejar a la hembra estacada; con las heridas infectadas de luz. ¡Tanta luz!
Pero ¿y el miedo?
Tenía tanto miedo. Quiero salir, dejar a la hembra estacada; con las heridas infectadas de luz. ¡Tanta luz!
Pero ¿y el miedo?
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