LA COMIDA DEL DISTRAÍDO
René Avilés Fabila
Llegó al lujoso restaurante y el mesero, por descuido, en lugar de ofrecerle la carta, le entregó la cuenta. El cliente vio la abultada suma y, sin más, pagó añadiendo una generosa propina.
Salió a la calle sintiéndose terriblemente satisfecho: la comida había sido magnífica, los vinos también y el postre insuperable; caminaría un poco para ayudar a la digestión.
Ilustración: Salvador Dalí
1 comentario:
Magnífico! Não sei se tão distraído mas, como existem os que ficam satisfeitos pelo valor que lhes é cobrado!
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