OTTILIA
María del Pilar Jorge
En Ottilia, las calles son estrechas, empedradas, con lomas que suben y bajan. Las casas, blancas, con techos redondos y muchas ventanas en las que brillan los hilos de seda de las cortinas. Los niños corren libres y sin miedos, gallinas y perros escarban la tierra de las quintas. El río está cerca. Es siempre verano, por eso las siestas son largos rituales. Hombres hay muy pocos. Sólo permanecen los más viejos y los más pequeños. Las mujeres tejen alfombras, cortinas, túnicas de texturas sedosas y colores claros. Suelen ser muy bellas y entrelazan cordones multicolores en sus trenzas. Pero los forasteros temen quedarse a dormir en Ottilia. Sucede que las camas están cubiertas por sábanas tramadas, y la leyenda cuenta que cuando las mujeres de Ottilia envuelven a sus amantes con ellas, sus cuerpos se transforman en simples dibujos impresos en las telas.
3 comentarios:
¡Que bello cuento, María!
Gracias, Olga, trato de mejorar mi escritura, un poquito cada día
me encanto...sobre todo la idea que siempre es vernao... muy lindo..hasta ahora para mi el mejor!
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