Abro los ojos y la encuentro tendida a mi lado, desnuda y sonriente, con una mano debajo de la almohada y la otra entre los muslos. En mis fantasías siempre la he imaginado de ese modo, acurrucada y tranquila, prisionera de sus sueños.
Me doy la vuelta con sigilo para no desvelarla y, acostada en el otro lado de la cama, topo con mi mujer, rígida y angustiada por las pesadillas, que se despierta con un humor de perros al mínimo ruido.
Tomado de Realidades para Lelos
Imagen: Nordlyset de Kent Vassdal
2 comentarios:
Muy buena Albada, Víctor, esta no la había leído. Es bueno verte (o leerte, mejor dicho) por acá.
Muchas gracias, Javier. La verdad es que me alegra el (para mí) inesperado éxito de las albadas. Estoy pensando en hacer una serie de "Ocasos". Ah, y es un placer estar en QI. Con un poco de suerte, repetiré.
Un saludo.
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