jueves, 11 de marzo de 2010

Insectos – José Luis Zárate


El doctor admiró el trabajo: minúsculos insectos en la piel, increíblemente detallados a pesar del tamaño. La minuciosidad del obsesivo compulsivo. El cuadro clínico indicaba que la percepción objeto-idea se diluía. Pronto los insectos serían reales para el paciente. Debían evitarlo.
Drogas, electroshocks, incluso tal vez la remoción quirúrgica de los dibujos.
Al paciente le esperaban días duros.
Tal vez lo sospechara ya. Había signos claros de stress. Presión arterial alta, tics nerviosos. Sobreexcitación. Reacción extrema a estímulos mínimos.
El doctor le dijo que se tranquilizara y le palmeó la espalda.
La piel vibraba, los músculos cargados de adrenalina.
Eso, el cuerpo a punto del colapso.
Sí, eso.
Miró de nuevo los dibujos, nervioso.
La verdad, había sentido bajo esa piel millones de insectos, pululando, tratando de salir.

1 comentario:

José Luis Zárate dijo...

Gracias.
pero...
Faltaron las dos líbneas finales:

El doctor admiró el trabajo: minúsculos insectos en la piel, increíblemente detallados a pesar del tamaño. La minuciosidad del obsesivo compulsivo. El cuadro clínico indicaba que la percepción objeto-idea se diluía. Pronto los insectos serían reales para el paciente. Debían evitarlo.
Drogas, electroshocks, incluso tal vez la remoción quirúrgica de los dibujos.
Al paciente le esperaban días duros.
Tal vez lo sospechara ya. Había signos claros de stress. Presión arterial alta, tics nerviosos. Sobreexcitación. Reacción extrema a estímulos mínimos.
El doctor le dijo que se tranquilizara y le palmeó la espalda.
La piel vibraba, los músculos cargados de adrenalina.
Eso, el cuerpo a punto del colapso.
Sí, eso.
Miró de nuevo los dibujos, nervioso.
La verdad, había sentido bajo esa piel un millón de insectos, pululando, tratando de salir.