Entraron en mi casa de noche mientras estábamos durmiendo. Quise llamar a la policía, pero ellos eran la policía, y me apuntaron con sus linternas, cegándome. Uno de ellos empezó a llenar grandes bolsas con mis libros mientras su compañero hacía callar a mi mujer, que gritaba. Entonces me agarraron del brazo, me hicieron levantar. Mientras me esposaban las manos a la espalda, vi a mi hija pequeña mirar sin comprender, llorar porque se me llevaban, y ése fue el único momento en que me arrepentí de haber escrito aquel cuento en el que describía en aquellos términos al presidente.
Tomado de: http://cienpalabras.blogspot.com/
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