Con semejante físico, es lógico, se da el gustazo de trompear, de vez en cuando, a escogidos cretinos en tren de patoteros. Ha noqueado, por ejemplo, a energúmenos choferes de colectivos. ¿Por qué limitarse a una discusión estéril, pudiendo escarmentarlos? ¡Ha corregido a tantos, elevándolos con naturalidad por sobre su cabeza, agitándolos, hasta hacerles deponer actitudes necias, presuntamente arraigadas! Impuso siempre su corpulencia, y permítaseme enunciarlo así: su preclaro vigor, como factor desmoralizante frente a comportamientos repetitivos de groseros y malintencionados. Ya desde la niñez el admirable Hércules implementó los mentados recursos. Con las mujeres se contiene: se limita a la —también mentada— estéril discusión.
2 comentarios:
Muy bueno!!... Pero ahora que miro hacia arriba no sé si el epigrafe me lo escribió la maquina a mí, y te aseguro que siquiera te conozco. ¿O es que estoy un poco paranoico?
El cuento excelente, la moraleja muy buena desde muchos puntos de vista:
1- Descarta la violencia de género
2- Reconfirma que con las mujeres no se puede hablar, solo discutir, y en tal caso luego del rito inicial, hablar.
3- A algunos personajes solo les cabe una buena trompada.
4- Las discuciones siempre son estériles cuando no las gana uno.
Y así podría seguir... pero no puedo evitar mirar el cartelito de arriba, así que po ahora es suficiente. Buenos días.
divino blog te sigo, si gustas pasa por el mio :)
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