El Primer Congreso Pangaláctico de Escritores Muertos estaba en su apogeo. De pronto, Ernest Hemingway se calentó por algo que dijo (o pareció decir) O’Lopoliwik, un oscuro poeta de Hu’lilim, el cuarto planeta de Lalande 34534. Del dicho se pasó al hecho. El autor de Adiós a las armas le concedió la palabra a una AK 49 y convirtió a O’Lopoliwik en un montón de átomos dispersos. El Primer Congreso Pangaláctico de Escritores Muertos se fue de cabeza al perigeo.
JUEGOS FLORALES 2024
Hace 2 meses
1 comentario:
Gajes del oficio :)
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