El mudo intenta inútilmente seducir al sordo con dulces palabras que jamás llega a pronunciar, mientras éste, de espaldas al mudo y perdido en su silencio, pretende hechizar con sus sensuales miradas al ciego, que a su vez permanece absorto en su oscuridad, ajeno al estéril flirteo de su alrededor.
El amor es ciego. Y sordo. Y mudo.
El amor es ciego. Y sordo. Y mudo.
Tomado de Realidades para Lelos
1 comentario:
ja já, divertido y original. Bravo Víctor!
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