Aparecí, sin saber cómo ni por qué, en medio de esta jungla desconocida. Sin saber en qué parte del multiuniverso había caído.
Sólo.
Desprotegido.
Y con un tintero.
Pero sin papel al cual recurrir para dejar constancia de mi experiencia.
Sobreviví varios días. Aprendí a no comer bayas ni setas. A alejarme de las raíces azules y de todo lo que aparente ser un gato.
Cosa alguna descubrí que me ayudara a saber cuándo y dónde, tiempo y espacio de mi estadía.
Debo dejar de escribir. Aún hay tinta, si. Pero toda mi piel está cubierta de garabatos que el sudor vuelve indescifrables.
Tomado de:
http://proyectoazucar.blogspot.com/
1 comentario:
Excelente...cada día me gustan más tus cuentos...
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