Cuando retozo entre las sábanas de mi cama con mi amante, sólo los sábados o los domingos, aunque también algún día entre semana, me encanta escuchar los partidos de fútbol por la radio. Me excita. Me enciende como ninguna otra cosa. Oír esa voz ya tan conocida estremeciéndose en cada oportunidad, en cada remate, jadeando y celebrando los goles desde su puesto de comentarista en el estadio, mientras yo, tan lejos de él, consumo mi infidelidad, me pone a mil. Mi amante cree que se trata de una perversión inconfesable como cualquier otra, y no le da mayor importancia. Mejor así; no sé cómo reaccionaría si se enterase que el locutor es mi marido.
Tomado de
Realidades para Lelos
2 comentarios:
Muy bueno, Víctor. Hasta la última línea no se descubre el por qué del gozo morboso de la dama, y la sorpresa tiene su mala leche. Muy bien logrado, enhorabuena.
Además, parece en todo momento que quien lo cuenta es un hombre, y al final le das la vuelta a todo.
Un abrazo
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