El hada cerró el libro y acarició su lomo de cuero azul. Miró por la ventana al horizonte, al crepúsculo que se desmoronaba en pepitas de nieve.
Se acercó volando a la cama de su hija que esperaba ansiosa.
—¡Mamá —se estremeció—… tengo miedo de los hombres!
Afuera, el Rey Elfo soplaba canciones a las ruinas de la Luna. La madre apoyó el libro en el atril de su pecho.
—No te preocupes, hija —sonrió—, los hombres no existen.
Imagen: tHe oRiOn, de nolencole en deviantArt
4 comentarios:
Bonito hasta lo emocionante. Maravilloso cuentito, Claudio.
Gracias por tus palabras Javi, abrazo.
Me gustó. Una suerte de historia al estilo " La historia sin fin" pero al revés, espero que siempre haya un personaje de la fantasía que crea en nosotros ¿ O será que en el 2012 dejará de existir el último ser mítico, que crea en seres humanos? Auch, me dejás pensando, Leo. Un abrazo
Gracias! El problema es ese bendito libro azul.
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