Soñé un cuento. Uno bueno, eh. Me levanté pensando en anotar dos o tres cosas en mi "libreta de tramas".
—Primero, mejor me ducho —me dije.
Tomé café y le hice un par de mates a mi amor. Me vestí y me fuí al yugo.
—Un frío del orto. Y el 97 puto que no viene.
Vino, al final. Un rato después, estaba dale que te pego.
Mi cuento perfecto, bien gracias: tan bien lo arropó la rutina.
1 comentario:
Arropado estaba, porque te salió bárbaro
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