Apartó de su rostro jirones de pelo humedecido y buscó la luna, la encontró desvanecida tras un cúmulo de nubes casi blancas. Un estertor de olas resquebrajadas alcanzó a su cuerpo, salpicándolo de espuma. Ante la imposibilidad de morir dos veces, Alfonsina cerró los ojos y aguardó a que terminara de subir la marea.
4 comentarios:
Reflejas con la emoción de tu palabra el momento íntimo de la poetisa... un abrazo rub
Es una maravilla poética.
Poética, excelente mini que he vuelto a disfrutar.
Una abrazo, José Manuel.
Senddero, Ada y Mónica: gracias por sus comentarios. Un discreto homenaje a Alfonsina Storni.
Publicar un comentario