Las pastillas psiquiátricas nunca me funcionaron; el cianuro es doloroso; y si me tiro al río sé nadar. ¿Y si lo hago en mi casa?, no, me van a ver sobre el suelo, todo ensangrentado. Un horror. ¿Si me tiro bajo el tren?, voy a traumar al pobre conductor. ¿Si me tiro por el balcón?, tal vez un bebé pase por ahí y la imagen lo martirice en el inconsciente. Yo soy una persona correcta, sana y sobre todo muy limpia, no soy un enfermo ni un egoísta. Pero descubrí el otro día que la vida monogámica le era tan imposible a mi novia, que ahora sólo deseo suicidarme.
¿Matarme aquí, en lo de ella? En la casa ya no habrá nadie, pero no, tampoco; no quiero ensuciar todo otra vez.
Nicolás Ferraiolo
2 comentarios:
Nicolás, refleja muy la patología. Muy buena. Saludos.
Hay momentos así...
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