—Este gordo ocupa mucho lugar y no me deja ver el león, mamá.
—Manolito, no es gordo. Es así, es un elefante.
—Será un elefante, pero es un elefante gordo. Además los elefantes no llevan sombrero, ni tienen bigote, ni comen palomitas, ni sorben la coca cola, ni hacen ruiditos. Ése mamá, digo ése.
—No señales hijo, que es de mala educación.
—Ves, mamá, como este gordo ocupa mucho lugar. Ahora no puedo ver los payasos. Me enfado. Ya no vengo más al circo.
© Xavier Blanco 2011.
Tomado del blog Caleidoscopio
Ilustración: "El Circo", de George Seurat
2 comentarios:
Qué bien captada la rabieta de un niño...
Estupendo reflejo de ese otro punto de vista diferente; y eso que expresamente no dice el relato, que es el mundo del niño un tanto apartado de los mayores.
Un abrazo desde 'Poemas del volcán'
Publicar un comentario