viernes, 5 de septiembre de 2008

Celada - Sergio Gaut vel Hartman



—¡Vengo a denunciar un hecho inadmisible!
—¿Sí? ¿Qué hecho?
—La Parca me reclama y no tengo intenciones de morirme.
—Tarde piaste. Si estás acá, pipiolo, es que ya palmaste.
—Si escribo esto —retruqué—, es porque estoy vivo y ustedes son personajes de ficción.
—¡Cuidadito! Esto es la antesala del infierno. ¿No sabés leer?
—Esa la vi. Pero usted no se parece a Kirk Douglas. ¿De qué se la da?
—Ojo que esa estrategia de cambiar de carril ya la conozco.
—Me defiendo con el ajedrez, no sé si consta en mi legajo.
—¿Qué legajo? —El tipo retrocedió un paso y cayó en la celada.
—Cuando lo encuentren regreso.
Di media vuelta y salí de esa pocilga, calculando que en el mejor de los casos había ganado algunos años y en el peor no perdí nada.

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