EN LA CABINA
Antonio Fernández Molina
Entré en la cabina para telefonear y al ir a marcar el número vi que las cifras no estaban señaladas en la rueda pero de todas maneras, a riesgo de no acertar nunca, lo intenté. Atiné a la primera. Ello me resultó divertido. Fue mi mujer quien hablaba y estaba de buen humor. Al despedirme la pregunte si iba todo bien en casa: "Estoy a tu espalda", me dijo. Volví la cabeza y era cierto.
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