martes, 16 de septiembre de 2008

Ganso Fénix - Jorge Márquez Flores


GANSO FÉNIX
Jorge Márquez Flores

Saqué los gansos de la canasta. Estaba por descabezar al segundo, cuando escuché un gemido. Sus ojos estaban entreabiertos, como los de los otros, pero algo me movió a observarlos atentamente: no tenían el aspecto vidrioso e inerte en los demás gansos, tenían algo... expresivo. Me estaban mirando y al girar la cabeza, siguieron mi vista. Solté espantada al ave; no podía creer que estuviera viva, le habían torcido el pescuezo hacía horas. No se movía, pero al tocarla sentí calor y percibí su débil respirar. La dejé encobijada en un cojín y llamé al veterinario, aunque tal vez pronto... Nos quedamos sin cenar, y nos quedaríamos sin dormir, hasta que el pobre animal...
—Sí, Pánfilo, ¡cuac!, ¡por poquito!... ¡Ah, pero hoy iremos todos a nadar!

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