martes, 2 de septiembre de 2008

La fruta robada - Manuel Romero


LA FRUTA ROBADA
Manuel Romero

—¿Que hacemos con esto? —dijo Ella.
—¡Tírala! —dijo Él.

La arrojó y el fruto de sus desdichas rodó cuesta abajo hasta ser atrapado por un agujero. Las aguas del Éufrates lo humedecieron, cuatro espigados tallos brotaron entrelazados tejiendo un árbol de brillantes hojas. Vino la primera flor. El viento arrancó una brizna de polen llevándola hasta las nubes, ahí permaneció mientras la Tierra giró un millón de veces. Un cometa, finalmente, sacó al diminuto grano de su orbita. Sobrevoló los mares y las montañas, hasta las verdes praderas y atravesando la niebla fue recibida por una flor.

Al iniciar el verano, un bulbo creció revelando un brillante fruto color rojo. La fuerza de atracción venció la rama, que cayó hasta impactar con la mollera de un joven estudiante, despertándolo de una profunda meditación. Él la levantó, la limpió con su solapa, y la mordió imitando a sus padres ancestrales.

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