LA RENOVACIÓN DE UN VIEJO CONTRATO
Cristian Mitelman
—¿A cambio de qué venderías tu alma? —preguntó el recién llegado.
—A cambio de una página que, en mínimas palabras, sugiera la pavorosa sensación de la eternidad.
—Acepto. Esta es la página. Ahora me perteneces.
—A cambio de una página que, en mínimas palabras, sugiera la pavorosa sensación de la eternidad.
—Acepto. Esta es la página. Ahora me perteneces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario