lunes, 15 de septiembre de 2008

Un mar que tiemble - Cristian Aliaga


UN MAR QUE TIEMBLE
Cristian Aliaga

Al extremo de la costanera, el barco devuelto por el mar reposa para siempre, inmóvil en un ángulo de sesenta grados. El resto de los buques, varados en la arena a la espera de una marea que los ponga a flote, constituyen la graduación hacia el naufragio. El óxido es el verdadero tripulante, apenas deja pasar resabios de rojos y amarillos, patrón de tiempo. Ostreros y gaviotas de lomo engrasado picotean las chapas que aún sirven para flotar. La palabra “puerto” es horizonte para quienes divisan desde la orilla velámenes y luces lejanas al otro lado de la mar océano, que no existen. La mirada pierde su orientación, pero no es chatarra lo que se ve sino movimiento, viajes desesperados en busca de una mar que tiemble con nosotros.

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