HACHERO
Héctor Ranea
El padre la violaba por tercera vez esa semana. Ya no sentía nada. Ni asco, ni culpa. Soñaba con un árbol gigantesco que un hachero más grande que su padre estaba volteando. El árbol tenía ramas tan grandes que parecían árboles y las hojas dejaban apenas pasar la luz adonde ella soñaba mientras su padre la violaba. Cuando el hachero terminó su trabajo y el árbol ya estaba cayendo, le prestó el hacha. Ella lo tomó y le cortó la cabeza al hijo de puta. Así terminó este dicho.
Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)
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