LOS DOS ARCOS
Cristian Mitelman
Sobre un texto de Pascal Quignard
Lo creó en un rapto de inspiración. Comprendió que la cuerda, aliada a un objeto cortante, era una increíble extensión del cuerpo. Ya no más temor. Ahora el lobo y el bisonte podían estar lejos, a muchos pasos de distancia, y a la vez al alcance mismo del brazo. Ahora la criatura extraña, ese antiguo dios de músculos que cada tanto bajaba del monte, se incorporaría también al reino de las cosas que podían morir.
Cada vez que tensaba la cuerda sentía un ruido profundo, una especie de relumbre musical que brotaba al mismo tiempo que la flecha.
Había inventado la muerte y la música. O tal vez la música fuera tan sólo eso: la forma humana para crear la destrucción.
Cada vez que tensaba la cuerda sentía un ruido profundo, una especie de relumbre musical que brotaba al mismo tiempo que la flecha.
Había inventado la muerte y la música. O tal vez la música fuera tan sólo eso: la forma humana para crear la destrucción.
Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)
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