RÉMORAS
Roberto Ortiz
—Me desharé de estas rosas que son rémoras y trampas.
—Exageras, no tienes que ser tan dura.
—Lo sé, mas mi dureza es mi voluntad…
—Si fuera voluntad no te quitarías la vida.
—Principios entonces, soy una mujer de principios y en ellos no quepa la cobardía
—Principios. Cómo no. ¡Una mujer de principios! Vaya.
—Así, búrlate. Pero no te daré el gusto de verme humillada.
—Hace tiempo que lo estás Rosa, desde tus primeras citas a ciegas.
—¡No te permito que hables así!
—Es irónico ¿sabes?, siempre diste a entender otra cosa, que tú esto, que tú aquello, y mira, ahora estás a punto de ser tú esa rémora de la que tanto hablas.
—Adiós, esto no tiene sentido.
—…
— ¡Adiós, digo!
—Adiós Ros… —antes de terminar aprieta el gatillo. Sólo un payaso ha levantado la cabeza. La ciudad festeja los carnavales.
—Exageras, no tienes que ser tan dura.
—Lo sé, mas mi dureza es mi voluntad…
—Si fuera voluntad no te quitarías la vida.
—Principios entonces, soy una mujer de principios y en ellos no quepa la cobardía
—Principios. Cómo no. ¡Una mujer de principios! Vaya.
—Así, búrlate. Pero no te daré el gusto de verme humillada.
—Hace tiempo que lo estás Rosa, desde tus primeras citas a ciegas.
—¡No te permito que hables así!
—Es irónico ¿sabes?, siempre diste a entender otra cosa, que tú esto, que tú aquello, y mira, ahora estás a punto de ser tú esa rémora de la que tanto hablas.
—Adiós, esto no tiene sentido.
—…
— ¡Adiós, digo!
—Adiós Ros… —antes de terminar aprieta el gatillo. Sólo un payaso ha levantado la cabeza. La ciudad festeja los carnavales.
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