UN NUEVO CASINO
Sergio Gaut vel Hartman
Abrió sus puertas a las ocho de la mañana en el predio en el que antes estaba la cárcel. Durante algunas horas ingresaron al local y jugaron aquellos que sólo pueden perder monedas. Pero después del mediodía se empezó a apostar fuerte, y a la hora del té ya habían cambiado de mano el Christina, el Koh-i-noor y el Taj Mahal, aunque eso fue nada, si se lo compara con lo que siguió. Unos minutos antes de la medianoche llegó el Supremo Jugador quien, no está de más decirlo, no pasaba por una buena racha... lo que no fue obstáculo para que apostara como un demente. A la hora de cierre, que él trató de prolongar con todas las artimañas posibles, llevaba perdidas algo más de diez mil millones de almas.
Ilustración: M.C.Escher
1 comentario:
Acho que os contos tem crescido em qualidade. Dia após dia, os acho mais interessantes e originais. Sinto não haver tempo para ler e comentar tudo! Este casino, por exemplo, está fascinante!
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