El águila llegó temprano a cenar. Venía a comer otra vez hígado de Prometeo y la verdad que estaba harta de semejante dieta. Esa noche, el Titán le preparó dos hígados. Cuando llegó al lugar adecuado le dijo al desdichado:
—¿Y ahora, dónde me meto el otro? ¡No pretenderás que me coma los dos!
Prometeo le dijo:
—Respuesta obvia, metételo en el culo.
—¿Y ahora, dónde me meto el otro? ¡No pretenderás que me coma los dos!
Prometeo le dijo:
—Respuesta obvia, metételo en el culo.
3 comentarios:
jajaja genial
Gracias!
Que buena, a veces no sólo se cansa quien come.
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