¡Maldita sea! ¿Cuántas horas faltan para que amanezca? ¿Cuántas, para que esas infernales criaturas dejen de saltar incontroladamente por todos lados y terminen su destructivo paso? Lo peor es saber que me lo tengo bien merecido por no hacer caso a las indicaciones y darles de comer pasada la medianoche, pero ¿cómo resistirse a esos ojos de cachorro indefenso? Y ahora no hay dios que los detenga. La de pasta que me va a costar arreglar todo esto. Pero eso si, tengo bien aprendida mi lección. Mañana temprano se van a la guardería aunque no hayan pegado ojo en toda la noche y nunca, nunca jamás, les vuelvo a dar refresco de cola pasadas las cuatro de la tarde. ¡He dicho!
Cuadro de Nanim Rekacz
3 comentarios:
Aunque esperaba un final parecido (la sorpresa final, aun sin saber cuál sería, era evidente) el relato está bien narrado y mantiene bien el suspense. Además, irónico. Buen relato de Rita.
Un saludo.
Muy bueno. Ojalá todos tuviéramos esa precaución...
Nanim Rekacz, me sorprendió su cuadro... no la sabía plástica también. Congratulaciones!
¡Esos niños!
Buen cuento, sorpresivo.
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