Regresa a casa por la carretera sinuosa, amodorrado, solo y con el taxímetro desconectado, tras dejar en su destino al último cliente de una larga y dura jornada. Curiosea por el retrovisor interior y encuentra sorprendido las pupilas de una señora enlutada que lo observan fijamente desde los asientos de atrás. Se frota los ojos, mira de nuevo por el retrovisor y comprueba que la señora continúa acechándolo con la mirada. Sin perder los nervios, pregunta justo antes de la curva:
―¿Adónde?
―Todo recto, hacia el precipicio ―responde la mujer, agarrándose con fuerza a la guadaña.
―¿Adónde?
―Todo recto, hacia el precipicio ―responde la mujer, agarrándose con fuerza a la guadaña.
Tomado de Realidades para Lelos
4 comentarios:
Siempre buenísimos tus cortitos, Víctor.
Totalmente de acuerdo, Javier.
Los cuentos de Víctor son fulminantes, atrapadores, cautivadores.
Desde aquí, saludos para él. :)
Muchas gracias, Javi y Oriana. Un placer estar aquí con vosotros.
Saludos.
Muy pero muy bueno y escalofriante! Gracias por publicarlos!!
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