La Comisión Internacional de Leyendas Áureas declara que mucho de lo escrito respecto del Ave Fénix es tan verídico como las Aventuras del Capitán Nemo. Si bien el Fénix existe, constituye una especie en buena salud en tanto tal. Se aclara que sí posee el extraordinario don de conocer con antelación la fecha de su muerte y una pasión por los espectáculos de prestidigitación, aunque no posea dedos. Así, cuando sabe que morirá, cada ejemplar elige un escenario convincente y un hijo sustituye al padre en el momento del tránsito sin retorno. Se cree que un humano presenció, sin autorización, uno de dichos actos en el que procedióse a reducir a cenizas al ave, mientras un vástago cubría su ausencia creando la impresión de cierto tipo de inmortalidad, dando lugar a la leyenda de marras. Queda pues, desmentida la especie.
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