miércoles, 6 de octubre de 2010

La pluma decapitada – Héctor Ranea


El pájaro tardó años en cubrir su cola de plumas. Un adorno en cada una de ellas les hacía irresistibles para las hembras y no habrían de permitir que uno imperfecto las tocara. Cada pluma terminaba en un pájaro idéntico al que ellas buscaban y en cada pluma de las plumas de aquella miríada de pájaros, cada uno tenía las plumas terminadas en pájaros. La serie terminaba en nanopájaros con plumas tan pequeñas como los átomos. Un desarreglo mínimo, un temblor de la incertidumbre, un sacudón angular y la cabeza de una pluma en escala nanométrica fue reemplazada por una flor en la misma escala. En ese instante el pájaro, en plenas nupcias, notó que un tirón lo fue agrediendo. Cada pluma se transformó en una flor también decapitada. La hembra mira esa flor, derrama una lágrima, pero debe continuar la búsqueda de su pareja sin sentimentalismos.

De la serie "Bestiario"

No hay comentarios: