Odio que me miren raro y hasta me eviten. He intentado explicarles una y otra vez pero se niegan a creerme, problema de ellos. Hay momentos en que simplemente me abandono con frenesí al amor, con la pasión y entrega que sólo él puede hacerme sentir: labios, espalda, dedos, calor que asfixia, vientre, temblor, oreja, brazo, sudor envolvente, boca, muslo, mano, desgarro que inunda, grito… ¿Dónde estaba? ¡Ah, sí! En que no entienden. Lo peor es que me persiguen diciendo que estoy loca. Yo no le hago daño a nadie al disfrutar muchísimo la vida. ¿Cuál es el problema en que siga teniendo relaciones sexuales, intensas y satisfactorias, con mi marido? ¿Qué más da si en julio harán tres años de su muerte?
Tomado de: http://deesquinasyrincones.blogspot.com/
2 comentarios:
Estupendo relato ;)
Me encantó Paloma!
Saludos!
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