Un hombre lloraba sobre la tumba de su amada. El cielo se nubló y un relámpago anunció la tormenta. La lluvia copiosa se mezcló con las lágrimas formando un lodazal en la tierra aún fresca. El hombre, cual artesano, modeló una mujer a imagen y semejanza de su amada, y al besarla en la boca le influjó el aliento vital que le faltaba. Luego, el alma de su amada inmortal, que rondaba cerca, se introdujo en ese ser, y el lodo se hizo carne.
No hay comentarios:
Publicar un comentario