Sueño con la idea de que alguna vez estaré despierto. Pero todo no hace más que conspirar en mi contra y no dejo de caminar entre almohadas y frazadas que incluso parecen gemir de satisfacción cuando paso por encima de ellas. Del cielo oscuro llueven plumas de ganso, llueven fragmentos de colchones.
Llueven sábanas que me incitan a seguir en la eternidad de los párpados cerrados. Pero en el horizonte, la frontera de tu cuerpo sigue sin aparecer por ningún lado.
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