Flaca. Con las piernas bien al aire para mostrarlas, con tacos altísimos, entregando papeles por la calle, al sol. Increíble sol de infierno en la ciudad infernal. En los papeles están escritas direcciones para resolver varios menesteres: encontrar una nacionalidad que creías no tener, promesas de monedas de gran valor, señoritas de alta temperatura, al parecer erótica y finalmente una dirección, la más importante, en la que una dama sin prejuicios anuncia que puede adivinar el futuro mediante cartas grabadas por el mismísimo Nostradamus. ¡Qué irónico! Si la señorita que reparte papeles hubiera podido leer su futuro en manos de aquella vidente, probablemente no hubiera elegido asarse al sol como lo está haciendo ahora. Pero, claro, nadie cree en alguien que dice leer el futuro. La chica que reparte sabe que el futuro está en casa, esperando la moneda y el pasado en aquel pueblo, olvidándose de ella.
2 comentarios:
Es el problema de las subcontratas, Ogui. En realidad, ella nunca había visto a la bruja...
Buen clima el del cuento. Eso sí, algo tórrido.
En ese momento la niña estaría con una sensación térmica de más de 40 Celsius. Ahora andará por los 46 según la tele. Alguien tendría que pasar por esa esquina y avisarle que la adivina es un fiasco, una chanta.
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