Yo conocí a alguien que no tomaba nada en serio. Se reía todo el tiempo. Lo único que le importaba era tener a quién decirle que no le importaba nada de nada. Entonces, un día ya no encontró a nadie a quien decirle que no le importaba. Y nadie y nada empezaron a ser su compañía todo el tiempo. Entonces dejo de reír. Y por sorpresa le asomó una lágrima.
Esa sensación lo dejó tan confundido que tuvo que buscar a alguien para que le explicara.
Esa fue la primera vez que algo le importó y no le dio risa.
Esa fue la primera vez que algo le importó y no le dio risa.
3 comentarios:
Una maravilla profunda en tan pocas palabras.
Felicitaciones
Gladis
bien silvi, un orgullo saber que estas en lo que te gusta. besos..
Hola Sil, hermoso por su sencillez y claridad, gracias!
Besos
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