EL MILANO, LAS PALOMAS Y EL HALCÓN
Ambrose Bierce
Unas Palomas expuestas a los ataques de un Milano solicitaron a un Halcón que las defendiera. El Halcón consintió. Admitido entre ellas, esperó al Milano, se abalanzó sobre él y lo devoró. Cuando estuvo tan saciado que casi no podía moverse, las agradecidas Palomas le arrancaron los ojos.
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